miércoles, 12 de mayo de 2010

Un instante -Gustavo

Corría el año de 1989. Contaba apenas con diez años de edad cuando me encaminé en un viaje en tren rumbo a Guadalajara.
El tren era algo nuevo para mí. Había visto películas al respecto y escuchado historias pero, como suele suceder, la experiencia sobrepasó por mucho los relatos. Desde el momento en que vi aquella locomotora antigua, exhibida a manera de ornato en las afueras de la estación, comencé a emocionarme. 

Una vez dentro vi pasar los eventos como si fuesen parte de una película. La compra de boletos, la estancia en la sala de espera y finalmente el tan esperado arribo a los andenes y la entrada al tren. 

El viaje fue magnífico. Viví una muy grata serie de experiencias por primera y única vez en toda mi vida. Tuve la fortuna de disfrutar de un viaje en los Ferronales (Ferrocarriles Nacionales  de México) que no habría de volver a repetirse. 

Hace poco menos de un año, finalmente regresé a esa estación de trenes. Transformada para funcionar como terminal del tren suburbano, me sorprendió encontrar que en su mayoría las instalaciones conservaban su esencia original. 

La primera vez que me adentré en ese lugar las memorias comenzaron nuevamente a llenarme. Por un breve instante fui nuevamente un niño de diez años, lleno de vida y esperanza, sorprendiéndome de cada detalle… de cada nueva experiencia…  

Por un breve instante… 
 

No hay comentarios: